Tuesday, September 18, 2007

Advertencias

Me dijo que vivía mucho y muy intensamente. "Ya deja de vivir, porque la gente que vive tanto, termina muriéndose de un ataque al corazón".
Yo la miraba con los ojos muy abiertos, porque me asustaba demasiado esa forma tan suya de no ver las cosas y verlas tan profunda y simplemente, cual si fueran una manzana roja sin jaspes o una pelota de tenis, tan redondas, tan unidimensionales porque no podemos ver la parte de atrás.
Pensé seriamente en encontrar alternativas para vivir como los demás, sin enamorarme, sin emocionarme hasta las lágrimas con la mirada de un lustrabotas, sin dejarme atropellar por los autobuses por el simple vuelo de una libélula en la ciudad. Sin embargo, me era imposible dejar de ser aquello que mi esencia se empeñaba en sacar a relucir a pesar de los disfraces.
Y fue simplemente así como la muerte me agarró de los cabellos al doblar una esquina, yo con la sonrisa estúpida de la ilusión que se produce en el cuerpo humano cuando se cree que se ha encontrado un tesoro, con la mirada del enamorado dispuesto a sacrificarse por una sonrisa del amor, por el beso de un sapo que se convertirá en príncipe, y que sin embargo no es nada, nada más que la muerte con guadaña y todo.