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Amarillo, azul, rosado, más amarillo. Son suaves y transparentes.
De pronto, uno revienta, luego dos, luego tres y sobre mi cabeza van cayendo papeles de colores lilas, amarillos, verdes, rojos, rosados, celestes, azules, naranjas... Soy feliz...
Muchos sueños y algunas pesadillas.
Amarillo, azul, rosado, más amarillo. Son suaves y transparentes.
Suena como una canción, es lenta, es melódica, es triste...
Yo sólo me dedicaba a vivir y de pronto me llegó el saber, el conocer... Descubrí que había mucho amor en el universo y que había personas designadas par llevar dentro suyo grandes cantidades de él. Pero también descubrí las mentiras, las calamidades, la enfermedad, la iniquidad. Muchas canciones que jamás escuché, pero que sentí fluir a través mío, como si fuera un palo de lluvia, me hicieron sentir que la respuesta a esos males se encontraría en la verdad.
Cebras, gordas, comida, lágrimas, sollozos, fotos, peluches, regalos, naranjas, jugos. Descripción parcial de un día de color entre rosáceo y lila que tenía que terminar con un buen baño y la ligera sensación de que mañana no llegaría.
Y la vida siguió dando vueltas y vueltas y yo me caí del carrusel, viendo como todos se divertían y gritaban y jugaban o lloraban... Y yo? Yo también quería divertirme, gritar, jugar y llorar, pero sólo podía mirar y empecé a decir todo con los ojos, que nadie podía mirar, que nadie tenía tiempo para mirar.
La piel endurecida por la edad y el frío invierno. Tenía la espalda encorvada y miraba al suelo. Parecía que el peso de muchas vidas y muertes, de muchos sueños nacidos y olvidados había dado fin al brillo de sus ojos.
Un país, un sueño, una nada, el viento. Él era como el viento, algo que fluía. Yo era como el viento, algo que era capaz hasta de cortar un rostro cuando se enfurecía.